Zona de trabajo que busca músicos

martes, 7 de septiembre de 2010

Cuando todo Parecía Ir Mal


Ya estaba a punto de tirar la toalla. De cerrar el quiosco. De apagar la luz. De llevarme la música a otra parte. Parece que este blog no lo lee ni san puta, y que no hubieran músicos en la web que quieran hacerme la taba. Pero me equivoqué. Siempre he desconfiado de las computadoras, del internet y toda esa huevada de las redes sociales. Es por eso que no tengo ni facebook, ni twitter, ni myspace, ni cojudeces por el estilo. Si me animé por un blog, fue por una suerte de desfogue emocional para compartir mis vicisitudes musicales. Ya veo que esto no sirve para nada. Lo mejor es ir al mundo real. Y eso fue lo que pasó hace una semana. Escuché a un par de muchachos tocando en una pizzería de Miraflores. Y eso fue suficiente. Álvaro y el Buho me han devuelto la fe en que puedo armar una banda. ¡Y encima me han conseguido baterista!. El día de ayer tuvimos nuestra primera sesión y he de decir que he salido mas que contento. Si bien la diferencia de años entre nosotros es notoria, creo que la música puede salvar esa brecha tranquilamente.


Y es que la deseperanza es un bache en el que fácilmente uno puede caer. Y yo soy muy suceptible en ese aspecto. De allí mi reticencia (a veces, repudio) con el mundo del rock nacional. Pero puedo citar a alguién que con su ejemplo me ha ayudado un montón sin que haya mediado consejo alguno de su parte.


En el 2006 todo parecía perdido para Susana Villarán. 0.62% de porcentaje en su carrera para llegar a la presidencia del país. Su partido, el PDS, era mas desconocido que Carlos Cacho en Burundi. Y si bien sus cualidades personales son impecables, su espacio en el espectro izquierdo de la política peruana había sido ocupado por un ex militar de dudosa reputación y verborrea autoritaria. Ese año tuvimos tres candidatos honestos: Paniagua, Diez Canseco y Villarán. Pero como a los peruanos nos gustan que nos pateen dos veces por el mismo lado, optamos por García. Si, Alan García. El mismo de la hiperinflación. El de "o se van ellos o me voy yo". "El que no la debe, no la teme". El de la estatización de la banca. El de los paquetazos y otras hazañas que muchos no recuerdan apelando a la amnesia selectiva que muchos denominan "neutralidad", en un mundo en donde las circunstancias nunca se tiñen de colores albinos como si de brochazos de desigualdades psicodélicas. Así de alucinados somos nosotros. Nos negamos a mirar de frente a una realidad de colores intensos.

Y Susana mordió el polvo de la indiferencia. De sus compatriotas y sus compañeros a la izquierda del país.

Y conversé con ella, poco tiempo después de esa elección. ¿Pueden creer que no estaba decepcionada? Me dijo algo así como, vengo de una justa electoral con un resultado desastroso para mi, pero no tengo "ni nihilismo, ni oportunismo (sino) esperanza y responsabilidad, mucho trabajo y ganas de hacerlo, a eso me comprometo." (sic).

Cuatro años después la historia le da la razón.

¿Quién es ella? ¿Acaso la versión femenina de Superman? Reconstruir las izquierdas en el Perú en cuatro años, ¡cuatro putos años!, no ha debido de ser una tarea fácil. Ha tenido que morder mucho polvo, tragarse muchos sapos en esa olla de grillos que es nuestra izquierda nacional. Mas que izquierda, es peruana (como nuestra selección) por su proclividad al cabe mutuo, el caudillismo disfrazado de fundamentalismo mesiánico y a su cosmovisión criolla. Y lo ha hecho con una renovación que no veía desde los tiempos de Alfonso Barrantes a quién Lucho Hernández le dedicara unas sensibles líneas sabiendo de las calidades humanas del recordado Frejolito.

¡Y yo llorando porque no puedo juntar a un puñado de gentes para hacer música! Mientras que la señora en cuestión ha constituido un partido nacional y está en las puertas de un triunfo impensado hace unos meses. (¿Se imaginan lo que ha debido de ser eso?)

He de confesarlo: al principio no le creí. Y por una sola y justa razón. Al igual que Bayly creo que Susana merece ser Presidente de nuestro país y me parecía un suicidio su postulación a la alcaldía de Lima. (No puedo con mi escepticismo).

Pero mas allá de que gane o pierda, su ejemplo debe contagiarnos a todos y un nuevo entusiasmo recorre mi persona al igual que el viejo fantasma que asolaba Europa luego de la Comuna Francesa. Pero éste, no es más un monstruo comeniños como cierta prensa insiste en presentar. Es el retorno de la razón, asaltada por los demagogos del credo del miedo y la codicia. Siempre estuvo allí. Y ya es hora que salga y rompa las vallas de la rutina y el tedio. Que afloren de vuelta los viejos ideales de solidaridad y justicia social para todos. Que se abran las grandes alamedas donde pasen los hombres libres para construir una sociedad mejor*.

Y yo. Sólo me dedicaré a lo que siempre quise hacer. A lo que mejor se hacer. Regalarles los sonidos que pueda ensamblar para ustedes y que ustedes se sientan bien con ellos.
*Gracias Chicho Allende.