Zona de trabajo que busca músicos

martes, 16 de noviembre de 2010

300 Generaciones



Ayer Álvaro me hizo recuperar mis vinilos. Hace 2 años me he mudado a Miraflores y por esa flojera que es consecuencia del cómodo caos que lleva uno dentro a diario, no había desempacado en estos años mis discos. Entre las cosas que tengo allí están mis álbums de rock progresivo favoritos, desde Yes hasta Pink Floyd, discos de jazz con Pat Metheny a la cabeza hasta Weather Report, cosas de Carole King, Jaivas, Spinetta, Charly García, León Gieco, U2, Cat Stevens, María Bethania, Milton Nascimento, Elis Regina, Led Zeppelin, Rush, Velvet Underground, Beatles, Janis Joplin, The Band, es decir, muchas cosas 60s, 70s pocos 80s. Es cierto que mis gustos no se han vuelto mas contemporáneos. Los Artic Monkeys no me mueven ni una pestaña. Ni los Franz Ferdinand. Debe ser que ya no soy adolescente.

O debe ser que el rock actual me sabe cada vez mas corporativo. Como decía esa vieja tonada de los New Radicals You Get What You Give (que insólitamente se volvió jingle publicitario de Movistar) Fotos de moda con Beck y Hanson/ Courtney Love y Marilyn Manson/ son uds. tan falsos/ ¡¡¡escóndanse en sus mansiones!!!.

Es decir, demasiado marketing y poca música. Se confunde la belleza de lo simple con cursilería. Aguas pantanosas en las que fácilmente cualquiera puede caer sino tiene el cuidado respectivo. Según Bill Bruford en el rock existe la permanente tensión entre los que tocan las cosas con tres acordes y los que les quieren agregar un cuarto o un quinto acorde. Yo soy de esos últimos. A veces ganamos la pulseada. Otras veces la perdemos. Sobre todo aquí en el Perú. Andrés Calamaro suele decir que a el le gusta componer con tres acordes y mientras mas sencillos mejor a la contra de Charly García que le encanta usar acordes "sofisticados". Hay que decir que hay un exceso de humildad en esta declaración de El Salmón, si bien ha hecho de la sencillez un arte, tiene temas en donde se aprecia que conoce muy bien la armonía aparte de tener una obra prolífica sin altibajos cualitativos. Su exceso en producción ya merecerá otra entrada en este blog.
Pero, dejándo las disgresiones a un lado, el desempacar los vinilos, y escucharlos de vuelta en acción me devolvió a un tiempo actualmente inexistente. Cuando nadie podía bajarse música en una PC. Cuando no había internet y solo se transmitía la música en vinilos y cassettes. Pero lo mas loco fue ver la cara de Álvaro escuchando con fascinación lo bien que sonaban los viejos discos, y su total desconocimiento de la mecánica que posibilita su funcionamiento. Me devolvió a los tiempos en que comprarse un tornamesa Lenco era lo más rankeado. Una pastilla magnética Audio Technica con aguja de diamante era lo máximo. Aún hoy, esas cosas son muy caras y cotizadas. Yo conservo aún con fervor mi tornamesa Sansui de brazo paralelo modelo P-M50.

Definitivamente antes del arribo de los MP3 y MP4 comprar y escuchar música era todo un acontecimiento, y ese fue un deja-vu que alguien quien está a varias generaciones distante de mi me permitió recrear. Esa es una cualidad mágica de la música. No interesa el género que escuches. Establece comunión en la gente. Puede ser un gran canto de guerra agresivo, que torna a su audiencia en un arma mortal como la Marsellesa o un regocijo total de euforia como She Loves You. No interesan ni distancias ni tiempos. Y eso es lo que me une con esta bandita. Y las ganas de cruzar ese puente generacional a la que he llamado 300 Generaciones, porque eso es lo que siento que me separa de ellos. Un huevo de tiempo. Y sin embargo, estamos a tiempo. Y lo mejor de todo fue lo que Álvaro me manifestó el martes, que he contagiado de entusiasmo a todos en la banda, y eso es una gran noticia. No sé si a la gente le llegue a gustar lo que hacemos(no importa después de todo), dentro del panorama del pop actual somos unos parias. Pero no interesa, mientras no caigamos en el punkekismo y no comencemos a escribir las "kosas kon la letra k" estaremos en el buen camino.

martes, 2 de noviembre de 2010

Firth of Fifth

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Ya dije que soy fan de Genesis.

¿No lo dije? Bueno lo soy.

Un grupo cuya primera etapa de vida se desarrolló en la década de los 70 y que tuvo un fuerte impacto en mi persona. La primera vez que los escuché con atención fue en 1978 gracias a unos amigos autoexiliados que llegaron de los lúgubres tiempos de la dictadura en la Argentina: los Brodiano. El primer disco que ví fue el Genesis Live con una misteriosa carátula de Peter Gabriel disfrazado. Pero el primero que escuché fue Wind and Wuthering ya con Phil Collins en la voz. Pero lo que mas me impresionó fue el trabajo del tecladista, Tony Banks. A diferencia de las extrovertidas y extravagantes presentaciones de sus tecladistas rivales, llámese Keith Emerson, Jon Lord o Rick Wakeman, Banks creaba una atmósfera sin dejarse llevar por el virtuosismo. Y eso, que capacidad para virtuoso la tiene. Pero a diferencia de los anteriores nunca lo he escuchado improvisar. Es una suerte de Rick Wright (Pink Floyd) pero con mayor destreza técnica. Pero, si pues, no improvisa.

Y eso me vacila. Sus solos son recontra pensados y muy bien ejecutados suenan como la pm. El tema que siempre me ha vacilado mas es Firth of Fifth. Una chanza, una broma a una caleta en Escocia que se llama Firth of Forth. Y en ese tema se habla de la muerte, como ésta trata de ser evadida o ignorada por los humanos a los que compara con un rebaño (en onda cristiana) cuyo camino de mortalidad está previamente trazado en dirección final: the sands of time were eroded by, the river of constant change (las arenas del tiempo fueron esculpidas, por el rio del cambio permanente).

Nada que ver con la onda preominante de las canciones pop en donde chico-conoce-chica.

Eso me vaciló. Porque en los 70 escuchar la radio era como escuchar hoy Radio Felicidad o La Inolvidable. Es decir, un monumento al buitre. Muy semejante a lo que es hoy.

Como escuchar a Arjona de acá a 30 años. Una horrible condena. "Se le sentencia a 30 años de escuchar arjona..."¡¡NOOOOO!!

Pero a diferencia de los 70, hoy hay alternativas. Y aún así, Firth of Fifth es un tema que ha sobrevivido el paso del tiempo y para los estándares de los grupos de rock nacional es un tema de muy difícil ejecución. Sobre todo la parte central del solo escrito en compases de 2/4, 13/16 y 15/16.

Nunca he escuchado una banda nacional haciéndola como cover ya que es demasiado difícil. La única de la cual tengo referncia es una llamada Crisis en la década de los 70 la cual también integraba Eduardo Freire. Pero actualmente ninguna. Por eso hace un tiempo me dediqué a sacarla, sobre todo la parte de teclado que es tan tranca. Y después de mucho esfuerzo lo conseguí. Sobre todo porque yo no soy tecladista, sino antes que nada bajista. Pero lo asumí como un reto. Y he aprendido lo mismo que cuando saqué Mood for a Day en guitarra, podré tocar esa pieza en el piano, pero eso no me hace un pianista. Pero como que es un buen comienzo. El tema actualmente lo toco con Tempus (banda con la cual hago covers progresivos) pero como dije antes quiero hacerlo en contexto con mis temas en la banda que he formado. Y nos está sacando la mierda. Ya lo dije. No es fácil, pero para eso están los retos.

Yo se que cuando lo toquemos vamos a recibir solo indiferencia de la gente que solo está pendiente de su grupo punk o de su power pop del momento. Pero, que mierda, igualito me daré el gusto de tocarlo arrojando mis margaritas a los puercos con la misma dedicación con la que saqué el tema. ¿Y cuándo lo haré? Espero que para el aniversario de Radio Insomnio (17 de diciembre) donde descenderé de vuelta a la tierra de los vivos porque Los Chabelos me solicitaron mi presencia, pero les pondré como precio poder tocar este tema que tanto adoro con mi bandita. Así podré hacer punk con la conciencia limpia.