Zona de trabajo que busca músicos

domingo, 17 de octubre de 2010

Novedades no tan Nuevas

El 19 de agosto del 2010 fui atropellado por una 4X4 mientras me dirigía a tocar con Tempus en Barranco. Salí volando de mi moto y mientras estuve en el aire lo primero que pensé es que no iba a morir, estaba claramente establecido que me iba a dar un "tortazo" contra la pista (que a medida que pasan los años se hacen mas duras). Y me estrellé de cabeza contra el asfalto, y de no haber tenido un casco puesto (yo siempre cumplo los reglamentos de tránsito) de repente hoy no podría escribir este blog. La señora (su nombre será obviado porque aún soy un caballero) que me atropelló resultó ser una pituca neurótica para quién a partir de ese momento yo abandonaba mi condición humana para convertirme en molestia. Era tan evidente su infracción que la compañía de seguros que la cubría la obligó a reconocerme todos los daños a mi moto y a mi persona. Y aunque me hayan pagado con diligencia no puedo dejar de pensar en la total carencia de empatía de esta señora hacia mi persona. Después de todo me pudo haber matado. Pero sus modales de señora snob pudieron mas que su condición humana. Y yo me pregunto ¿Y así quiere esta clase alta dirigir los destinos de un país? Se que puedo estar generalizando, y que hay gente en el extremo derecho del panorama que es muy honesta en sus convicciones y solidaria. Pero la actitud, tanto en la vida personal como en la política dice mas que cientos de discursos. No puedo olvidar la pusilánime actitud de Lourdes Flores ante su padre cuando el susodicho espetó lo del "auquénido de Harvard". Si ella hubiera tenido los reflejos rápidos y cuadrado fuertemente a su padre ante cámaras y en ese instante, ella habría ganado la presidencia el 2001. Y en muy buena ley. Pero si no los tuvo, es que ella comparte una buena parte del problema que menciono. Carencia de empatía.

Lo que quiero sintetizar, porque me canso de escribir largos prolegómenos, es que las definiciones de izquierda y derecha no se dan tanto en el terreno ideológico aquí en el Perú (a pocos les interesa de que tamaño debe ser el estado, las políticas sociales del mismo y las regulaciones del mercado), sino mas bien en las actitudes. Aún subsiste lo que yo llamaría una actitud de supervivencia aristocrática versus una actitud de revolucionario sin revolución. Ambos empantanados en sus dobles morales y en un mutuo desprecio que termina en auto inflingido al sentir que su verdad revelada no está al alcence de la iluminación de las masas o los tarados (depende de que lado del espectro se mire) a los que se pretende dirigir.

¡Merdae! ¡Aún escribo demasiado!

La cuestión es muy simple. Me atropelló una pituca y me llegó al pincho su actitud. Finis.