Zona de trabajo que busca músicos

jueves, 20 de enero de 2011

La Humildad

Un reportero de la TV se acerca a un fan de Daddy Yankee. Éste está vestido con una indrumentaria que remeda al ídolo hasta en sus detalles mas absurdos, con cuentecillas y bisutería baratas, que harían sonrojar hasta a los conquistadores españoles en su afán de deslumbrar a los nativos. Y el deslumbrado reportero (de otro modo no entiendo que lo haya abordado) ante tal presencia que mezcla el achoramiento del Llaoca, el acento de cobrador de combi y de una actitud que escandalizaría a nuestros primos los póngidos y primates le inquiere:

-¿Qué es lo que admira de Daddy Yankee?
-Su humildad, su humildad.....

Ahi me puse a cavilar: ¿sabrá el susodicho el significado de la palabra humildad? ¿Cómo ver humildad en un género que ha hecho del blin-blin, la actitud agresiva y el machismo mas desaforado su razón de ser? De repente la humildad estaba escondida debajo de uno de sus relojes. O en la gasolina que tanto le gusta. Y el reportero inquiría en cada detalle de la pobre indrumentaria del fan. Tan trascendente como entrevistar a un Mickey Mouse de la Av. Abancay.

Todo esto pasó en la primera visita del boricua a la tierra del indómito inca.

Una noche lejana en un concierto en Ate Vitarte, los Chabelos llegamos al local. Tocaban unas bandas del distrito de teloneros del evento mientras desempacabamos las cosas. Cuando el animador de la tocada se percató de la llegada de Sergio Galliani y Giovanni Ciccia al escenario comenzó a perifonear por los amplificadores: "¡Chabelos humildad!, ¡Chabelos humildad!..."

Todos nos miramos desconcertados, comenzando por los humildes en cuestión. ¿Qué motivó al susodicho descolgarse con semejante bienvenida?¿Conocía el significado de la palabra en cuestión?

Creo que tiene un nuevo significado. Sería algo así como "soy parte de tu audiencia y me someto a tí". Es decir, humildad como sumisión. "Bienaventurados los humildes porque ellos heredarán la tierra" reza la promesa bíblica de Mateo. De repente nuestro sincretismo religioso católico ha ocasionado que esta actitud derive fácilmente en sumisión a ídolos de carne y hueso y mugre. Si es así, las vírgenes seguirán llorando en nuestro país, y las corvinas nadarán fritas con su limón. La sumisión deriva fácilmente en autoritarismo. Tanto mental, fáctica así como artísticamente. Y pobreza intelectual (¡oh! ¡coincidencia con PISA!). La verdadera subversión nacional es el reconocernos como semejantes. El público, la audiencia, es decir, tú, mi querido lector eres parte de esa solución. No tener una actitud de pasividad ante lo que los artistas te den. Ser parte del fenómeno músical y que las vibraciones nos permitan descubrirnos a nosotros mismos y no hundirnos en el sopor de las actitudes primarias de lo que conocemos. Será entonces que todos haremos música.