Zona de trabajo que busca músicos

domingo, 31 de enero de 2021

Retorno al Redil (parte 1)

Bueno. Como lo dije hace unas horas, he vuelto después de muchos años a este blog. No me interesa si tiene seguidores o no. La cuestión es ahora, tratar de dejar un registro de las actividades que conciernen a esta nueva banda. Lo mas resaltante es el volverme a juntar con mi amigo Javier después de  mas de treinta años. La cosa comenzó así. 

En el año 2015, por el mes de noviembre me parece y creo que fue un domingo en la mañana recibo la llamada de Javier. La cosa era que me proponía volver a armar Cántaro con los viejos integrantes. Si revisan los posts de este blog verán que hice dos artículos al respecto en febrero del 2012 me parece. Si lo han leído creo que ya imaginarán mi respuesta. "No", le dije inmediatamente. Las razones eran básicamente las mismas que expuse en el blog: falta de profesionalismo, falta de un manager, aparte del stress que representó para mi (eso no lo puse) el tener que lidiar con tanta gente irresponsable dentro de la propia banda. Obviamente me refería al aspecto destructivo que tenía la dupla de Javier y Richi con respecto al grupo. Cosa que siempre lamenté. No me malentiendan, los admiro a los dos, a uno como gran compositor y al otro como un gran talento para la batería. Hasta ahora no se por qué a Javier le dio por llamarme ya que conocía de antemano mi respuesta. Yo ya había pasado por muchas bandas, había tocado en festivales y en el extranjero, había armado y desarmado bandas, había vuelto a empezar de cero. De todos los ex integrantes de Cántaro, yo si me había entregado a hacer una carrera en la música. Al mismo tiempo sentía lástima que la banda nunca hubiera compartido ese tipo de experiencia de tocar en todas partes y estar grabando año tras año aunque fuera como invitado. Y de hecho, para ese entonces había pensado ya en retirarme del negocio. Las razones sobran. Es muy difícil amar y sostener una banda de rock, no hay donde tocar, no hay posibilidad alguna de grabar discos de la banda, nulo acceso a los medios, la farandulización de los mismos, etc. Así es que había pensado retomar mis estudios de historia, seguir de profesor de música y dedicarme eventualmente a la vida académica. Ya no soy ningún jovencito. Ya estoy entrado en los 50. El rock nacional se ha vuelto, incluso, en un tema de estudio en las universidades. Aparte que mis posturas políticas personales me llaman mas a pensar el problema desde la perspectiva del investigador antes que al activista que puedo tener dentro. Retomar la universidad (aparte que formalizaba mis conocimientos en música, de paso) me daba una nueva oportunidad de vida. Si no hay un proyecto serio detrás, no puedo comprometer mi vida.

Ante eso Javier me propuso lo siguiente: "Qué tal si tocamos en el Teatro Británico de Miraflores, una única presentación de despedida, ¿sería un proyecto serio para ti?" Obviamente un compromiso de ese calibre en donde tenemos que ser lo suficientemente responsables para poder afrontarlo, y convocar gente para poder llenarlo implicaba el trabajo mas serio que jamás haya emprendido la banda. "Si consigues el Británico yo me comprometo", le dije.

Cántaro en 1987. De Izquierda a derecha: Javier López Torres (voz líder, guit acústica, composición) Richi Susti (batería) Frank Edgar (bajo) y Octavio Susti (guit eléctrica y voz)


Acto seguido colgué.

Sabía que habían problemas muy serios que remontar si se daba la oportunidad. Entre ellos, lidiar con una serie de problemas personales que comprometían a la banda. Yo ya había dejado eso mas de 25 años atrás al abandonar todo lo que tenga que ver con el trago o cualquier cosa que intoxique. No me había metido con nada desde entonces, y sabía que mi gran problema iba a ser el baterista, Richi, quien tiene un problema con el alcohol, pero no sabía cómo estaba realmente. Al menos, seguía trabajando en lo suyo, la agricultura. Hasta ese entonces no podía decir quienes estaban listos para la aventura o no. Javier había tenido una vida muy sana en los años en que había dejado de verlo, así es que todo parecía ok con él. De hecho, su proactividad me obligó a salir de mi propio marasmo. El cuarto integrante convocado, Pablo Sánchez, también parecía sano, aunque no sabía si seguía adoleciendo del mismo problema de su paso por la agrupación, el ser tan irresponsable con la música. Sabía también que no podría convocar al miembro mas querido de la banda, Octavio, quien había caído en la enfermedad mental hacía mucho tiempo. Es decir, Cántaro era una banda de supervivientes de circunstancias extraordinarias, y cuando tocábamos en vivo, esas pasiones se mostraban al natural en el escenario, y por eso la gente que nos vio se quedaba con nosotros. Pero ello también tuvo un efecto colateral indeseado: la autodestrucción. Para personas entradas en los 50s, eso ya es un tema que pesa y trae consecuencias. 

Javier volvió a llamar a los pocos días. Había conseguido el teatro.



sábado, 30 de enero de 2021

Mitad del Viaje

Hey. He vuelto. Diez años han pasado desde mi última entrada al blog. Tenía menos años y más pelos. Tenía la ilusión de hacer una banda de rock en una época que las bandas aun tenían un cierto peso en las conciencias del público. Los smartphones ahora son 4G y ya estamos hablando del 5G. Han cambiado los sonidos, los barrios, la ciudad. Y ahora, una pandemia mundial. Una amenaza invisible, pero real, a la construcción global (si, sin la globalización esto no habría pasado) que cambiará definitivamente los paradigmas de las sociedades en un futuro cercano con vacunas, conspiranoia y fake news.

Tenía una banda organizada alrededor de este blog que se vino abajo el 2012. Tenía una enamorada que me dejó ese año. Tenía un proyecto que devino en música para teatro el 2013 el cual funcionó. Tuve un nuevo hogar el 2013. Tuve dos roommates hasta el 2017. El segundo de ellos murió trágicamente hace un año. Me enamoré de nuevo el 2015. Y hoy, 2021, sigo enamorado.

Y hoy tengo una banda por fin.

O mejor dicho un dúo.

Mitad del Viaje.

La historia, ya la contaré en otra entrada.