Zona de trabajo que busca músicos

jueves, 27 de enero de 2011

Robert Fripp

Si hay un músico al que hay que temer, ese debería ser Robert Fripp. No porque sea el virtuoso que está detrás de todas las formaciones de King Crimson. No porque tenga la apariencia de un académico cuyas disgresiones están mas allá de lo que nosotros los mortales podamos comprender. No porque sea un caserito de lo que yo llamaría el "tritono tétrico Crimson" con el que entra a tus oídos como cuerpo policial que viene a hacer una redada de neuronas a matar. Pat Metheny, siendo un gran virtuoso e intelectual, es muy amigable con su música. Joe Satriani, es muy coloquial y reconocible. Mike Stern es pura visceralidad. Eric Johnson y Steve Ray Vaughan son un par de buenos tejanos. Y mi dupla favorita, Steve Howe y Steve Hackett son muy asequibles. 

Pero Robert Fripp es un reto doble, intelectual y físico. Detrás de esa pinta muy afable (de hecho muchos de los que lo conocen lo retratan así) está un gran comunicador de ideas que podemos llamar "de vanguardia". En ese sentido, King Crimson es un caso poco usual de un grupo de rock. Tremendamente intelectual, y a la vez exitoso en términos masivos (entendiéndose como masivo, dueño de un nicho dentro del mercado internacional de la música).

Lo que nosotros conocemos usualmente como música dentro de lo que nos ofrecen los medios masivos de comunicación no sería mas que una simple transacción de mercancías en términos de lo que la música realmente implica. Según Fripp, es un estado "mágico" en el que el orden matemático en el que finalmente se basa se transforma en un lenguaje emotivo. La belleza y la recreación del arte en términos no de pura emotividad ni pura intelectualidad sino en la conjunción de ambas. Fripp, en ese sentido ve al músico como un mero transmisor de una verdad que está inmanente (no se si con eso se referirá a las ideas platónicas), pero al que pocas veces accedemos porque nos bloqueamos, ya sea en términos físicos o mentales. La poesía es en ese sentido la fractura del lenguaje coloquial en busqueda de la belleza en las emociones (de allí a que muchas metáforas sean pocas veces comprensibles). La música es, en esos términos, mas exitosa que la poesía en transmitir emociones con un sistema organizado. Pero este sistema carece de sentido si no es apreciado en sus propios términos. Es decir, tener la actitud. Cito a Fripp: "Veo la música como algo que la gente ve". No el objeto, sino el acto de ver.

Cito de vuelta: Cuando la audiencia espera que el intérprete haga todo para ellos el resultado es entretenimiento pasivo, diversión y escapismo. Cuando la audiencia participa de forma sensible en la creación de la música, desde el momento en que la verdadera música no está fuera de uno, en alguna parte, sino dentro de uno, en el tipo de atención que uno le presta a unos meros sonidos organizados, entonces el resultado es arte. En un concierto en Boston, Fripp se dirigió a su auditorio: "Uds. tienen tanta responsabilidad como yo aquí. Pero la vida es irónica. A mi me pagan por ello y a uds. no" *.

Así es como estoy descubriendo a Robert Fripp y la música. Aprendiendo a escuchar. A dejar todos los prejuicios fuera de uno y a dar el esfuerzo por oir. Fernando de Szyslo alguna vez dijo que el pintar es una batalla feroz en donde uno se enfrenta con terribles enemigos para acceder a una estética la cual uno nunca alcanza. La pintura resultante, no es mas que un mero recuerdo de esa batalla. Esa es la valla que nosotros, los que nos decimos músicos, debemos de tener. Y como no tenerle miedo a Fripp. Si la puso tan alta.
*Del libro: Robert Fripp: From Crimson King to Crafty Master de Eric Tamm, pag. 24, la traducción es mía.