
Hay algo que los peruanos no hemos terminado de aprender. Eso se llama historia. Esa que enseñan hasta el culo en los colegios.
Nada hemos aprendido de la bonanza falaz de los modelos económicos aplicados al Perú en su historia (según el gran Jorge Basadre). Si aprendieramos con sangre lo que pasó aquí durante el siglo XIX, hoy no estaríamos lamentándonos. Si en la memoria de cada peruano estuviera presente las negociaciones del guano, la corrupción del gobierno de Echenique, el negociado de la manumisión de esclavos bajo Ramón Castilla, el contrato Dreyfus, el salitre, el caucho, la primera agroexportación de azúcar y los desbalances sociales que eso implicó junto con la bonanza económica, nadie en su sano juicio habría permitido los remates de Fujimori, Toledo y García en el terreno minero. Jamás habría habido un derrame de mercurio en Choropampa. Ni una masacre de policías en Bagua. Y la ciudadanía habría obligado al estado (en plena bonanza) a preocuparse y reconocer sus derechos: a una mejor educación, salud y justicia.
Hoy el Perú vende piedras al mundo, es su principal fuente de exportación (lo llaman commodities, es un eufemismo mas atractivo). Y para extraer esa riqueza no se necesita mas que unos picapedreros. Y como a un pueblo de picapedreros nos tratan. Con educación para picapedreros. Justicia del talión y salud de corte africano. Sazonado con los mas elementales y primarios programas ¿"cómicos"? de TV. Y desarrollamos costumbres y cultura de picapiedra a la que sociológicamente llamamos cultura combi.
La creación de riqueza implica desarrollo humano. La extracción de riqueza solo fuerza contra la naturaleza.
Y cuando los picapedreros nos molestamos (ya que quiera o no, soy parte de este pueblo) porque vemos como otros se desarrollan a costa de nuestra chamba nos molestamos. Y nos molestamos a lo picapiedra. Y optamos por la opción menos civilizada. La mas suicida y autoritaria. Porque eventualmente, yo podría coincidir con Ollanta Humala y sus ideas de redistribución que desesperadamente necesita nuestro país. Pero desgraciadamente el tipo de izquierda que enarbola dista mucho de la democracia y de la empatía que necesitamos desarrollar entre nosotros. Porque es responsabilidad de los últimos tres gobiernos que él tenga la primera opción junto con la cuestionable hija de un preso común en DINOES. Una derecha que ha vuelto ha repetir el libreto del desprecio y ninguneo hacia las clases oprimidas del país, quienes ahora, para "sorpresa" de estos mismos sectores entumecidos, se dan con la ingrata noticia: el crecimiento no fue para todos en estos últimos años. ¿Manga de ingratos? ¿Estamos todos locos? ¿No hay acaso una lógica vinculante en esta reacción tan visceral que se manifiesta en esta intención de votos hacia los extremos mas perniciosos de nuestra política?
No hay verdad mayor como la que explica que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Un país que no ha aprendido nada, ni siquiera con las 70,000 vidas sacrificadas por el terror. Y hoy domingo vamos a repetir nuestra derrota. Como cada cuatro años en las eliminatorias.
Y los que estamos en medio del fuego cruzado vamos a pagar los platos rotos una vez mas.
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